Treinta ocho años de postración y enfermedad en la vida de un hombre paralítico, no le quedaron pequeños al Señor para sanarlo físicamente y hacerlo libre de sus limitaciones. A veces la parálisis mental y las dudas de si podremos lograr y hacer algo, se vuelven peor que la misma necesidad o enfermedad que tengamos. No me alcanzo a imaginar cuántas personas enfermas, cojas, ciegas y paralíticas estaban congregadas en el Estanque de Betesda, a donde Jesús llegó a levantar la vida de un hombre sin esperanza. Hoy te invito a enfocarte en Jesús y no pasar por alto que Él vendrá a tu encuentro, listo para entregarte un milagro. Quizá te enfocaste y pusiste tu mirada en cosas equivocadas, que pensaste traerían la solución a tus problemas. Es más fácil esperar en lo visible y seguro, que en lo invisible e incierto. Así es la lucha de la fe, que los hijos de Dios libraremos cada día de la vida. Te insto a seguir creyendo en que te levantas de tu fracaso, de las áreas vulnerables que te han hecho fallarle a Dios en el nombre de Jesús y dejas tu camilla de postración atrás.
La invitación del Señor, es a que te levantes y camines en fe, sabiendo que nadie mejor que Él, tiene total control de cada problema que experimentas. No concluyas tu semana derrotado y abatido, sino expectante en que verás la Gloria del Señor. Los cielos se han abierto, mira tu libertad llegar, tu sanidad física la puedes experimentar sintiendo que todo dolor retrocede y huye de tu cuerpo físico en donde no tiene derecho legal para habitar. Respira la paz del Señor frente a las batallas y altibajos emocionales que has tenido. Asume la postura correcta, digna de un hijo que ama a Dios y que decide colgar la camilla de postración e incapacidad para siempre. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación en tu correo electrónico, cada vez que suba una nueva entrada. Bendice a tus amigos y familiares reenviando el link de esta reflexión. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno y feliz fin de semana para todos.
Pr. José Ángel Castilla
Amén. Es inimaginable la postración mental en la que a veces no envolvemos desconociendo el poder de aquel que nos salvó. Muchas veces no levantamos la mirada al cielo en busca de nuestro milagro si no que esperamos nosotros mismos resolverlo y quedamos derrotados.
En el proceso de nuestra vida tenemos que aprender a confiar en Jesús no es fácil cuesta muchas lágrimas pero al final cuando lo miramos a El como hizo el paralítico la paz y tranquilidad que se experimenta es más grande que nuestra situación.