Fui comisionado como pastor hace 17 años, de los 28 que llevo de ser miembro en la Iglesia Centro Bíblico Internacional en Barranquilla Colombia. Detrás de mi llamado a tiempo completo en el pastorado, soy un hijo de Dios y serlo es más importante que todo lo que pueda “hacer” para Él. Se es hijo y luego por gratitud se sirve a Dios. Así ha sido mi experiencia de vida, durante todos estos años. Otros al momento de su conversión a Jesucristo, experimentaron un llamado inmediato de servicio y entrega, ese no fue mi caso. Luego de tantos años de servir al Señor, he descubierto que HA VALIDO LA PENA dar para El: mí amor, mi servicio, mi juventud, mis sueños, mi todo. Un momento de esos en los que lo primero que tu deseas, es que nadie te llame a pedirte nada, me ocurrió hace 4 años mientras estaba acostado en una camilla de urgencias en una clínica, padeciendo de una fuerte migraña.
Entró una llamada telefónica de alguien, que había tenido un accidente laboral en su espalda, por un mal movimiento realizado. En medio de mi dolor de cabeza, pude sentir las fuerzas de Dios para orar y declarar sanidad para esa persona. NO HAY NADA QUE una ORACIÓN realizada con fe, NO LOGRE. Recuerdo haber orado con mucho esfuerzo, pero a pesar de mi debilidad mi espíritu estaba fuerte. Al cabo de los días me enteré que esa persona ya estaba recuperada de su percance. Sé que Dios obró en su sanidad. En el pasaje de hoy, leemos acerca de la historia de un lisiado, que no necesitaba más monedas como limosna, sino ser sanado. Pedro le dió de lo que tenía. ¿Qué tienes tu para dar frente a la necesidad de otros? A veces nos quejamos y se nos olvida que alguien puede estar en una condición peor que la nuestra.
Mi mayor riqueza no es un bien material, sino el amor de mi Padre eterno y el poder que me entrega la autoridad en su nombre para cambiar toda circunstancia con fé. Acércate como hijo siempre al Señor porque tienes identidad y busca servirle por gratitud como tu bandera. Hay muchas formas de darle a los necesitados, ropa, alimentos, etc. Pero una oración por la necesidad específica y salvación de su alma, será contundente y lo más importante que hagamos por los demás. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y luego de recibir el correo electrónico y confirmar la suscripción, recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comenta y comparte con otros amigos y familiares el link de este mensaje. Abrazo fuerte para todos y feliz inicio de semana.
Pr. José Ángel Castilla
Amen
Amén Pastor. Una oración es lo primero, es el todo y es lo último. En toda necesidad.