LO MEJOR ESTÁ POR VENIR

Las experiencias negativas que vivimos, nos van dejando enseñanzas que a veces no aprendemos. De todo lo que nos pasa, tenemos que tomar lo bueno y desechar lo malo. Si vivimos un suceso duro y traumático, nos vamos llenando de miedo a que la misma historia le pueda ocurrir a un ser querido. ¡No siempre las historias negativas tienen que repetirse! Vivir pensando lo peor todo el tiempo, es no saber vivir. Nos volvemos esclavos del temor y la palabra de Dios nos insta a ser llenos de Su amor, porque éste, echa fuera todo el temor. No podemos tomar decisiones basadas en el temor ni tampoco transmitirlo a nuestras futuras generaciones. Renuncia al miedo a que te ocurra siempre lo peor y no veas lo bueno y lo mejor, a lo que viene o está a punto de pasarte.

Piensa por un momento en los planes de Dios para tu vida. ¡Son buenos planes! Deja entonces de concentrarte en lo negativo. Es una cultura de buenos pensamientos la que necesitamos levantar en nuestras casas y lugares de trabajo. Nicolás Maquiavelo dejó un legado negativo que aún muchos continúan afirmando y es el de: \”Piensa mal y acertarás\”. Esto es totalmente antibíblico y termina formando en nosotros una fuerte creencia. ¿Dónde queda entonces nuestra fe? Vivir de un mal pensamiento en otro peor o negativo, de miedo en miedo y de paranoia en paranoia. Si alguien se enferma de algo, no quiere decir que te enfermarás también tú. Si alguien fracasó, no quiere decir que te ocurrirá lo mismo. No tomes todo lo negativo que escuches y automáticamente te lo adjudiques. ¡No seas profeta de desastres! Suelta tus miedos y temores, renuncia a tus traumas, espera lo mejor y lo bueno de parte de Dios.

Recuerda que El no ha terminado contigo. Pídele hoy ser lleno a plenitud de Su amor y piensa siempre, en que lo mejor y lo bueno de Dios está por venir. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Bendice a tus amigos y familiares reenviando el link de ésta reflexión. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla