CLAMA CON FUERZA

Aprender a esperar no es algo fácil para la mayoría de las personas. Es desagradable y hasta molesto ver que el retraso de otros, afecte nuestra agenda. Más aún la situación se agudiza, cuando pese al retraso, nos piden que esperemos un momento más, y al rato nos piden tiempo extra. Cuando nos damos cuenta, terminamos llegando tarde hacia donde íbamos o comenzando mucho tiempo después, aquello importante que teníamos programado. Situaciones así nos pueden pasar con la gente, pero con Dios jamás. El Señor nunca deja esperando a nadie, ni llega retrasado. Intencionalmente nos hace esperar a veces, para ejercitarnos en la paciencia y formar nuestro carácter. ¿Qué tanto te cuesta esperar? ¿Qué haces mientras esperas? Te leo en los comentarios.

David el salmista, nos entrega hoy en este pasaje, mandatos y promesas que tienen que ver con la gran enseñanza del «saber esperar». La primera cosa que veo, es que el Señor le enseña a ser paciente, mientras espera la ayuda que había pedido. En segundo lugar noto cómo Dios se fija y escucha el clamor de su corazón. Siempre y de acuerdo a las necesidades que experimentemos, demandaremos levantar un clamor especial por respuestas de parte de Dios. Quien dice no creer, en lo más adverso y extremo de su situación, finalmente necesita aferrarse a algo. Cuánto más no vamos a aferrarnos a Dios quien tiene la solución a cada una de nuestros problemas. Él sana, salva, liberta, consuela, provee, ama y llena a plenitud el alma.

Quien necesita algo urgente, demanda clamar con fuerza, así como David lo hacia. Él sabía que el Señor escucharía y respondería su clamor. No es fácil perder seres queridos y quedar viudo o huérfano. Es allí en la pérdida, cuando vemos levantarse a un Dios consolador y lleno de amor presto para saciar el alma abatida y angustiada. Declara en éste día: ¡Algo grande hará el Señor! Esa es mi oración por ti y tu familia hoy. Sal del foso de la desesperación y del fango de la impotencia. No te sumerjas más en esos estanques de dolor y desesperanza.

Camina sobre suelo firme (La Roca eterna se llama Cristo Jesús). Mientras avanzas en fé, Dios traerá estabilidad a tus pasos. No dudes ni te llenes de temor. Él está más cerca que nunca de nosotros sus hijos. Siente y respira Su presencia. Eres ejercitado mientras esperas en sus milagros. ¡CLAMA CON FUERZA! y recuerda, que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos y feliz fin de semana.

Pr. José Ángel Castilla

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1 comentario en “CLAMA CON FUERZA”

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