Navidad es la época más hermosa del año. Y no precisamente porque tenemos la expectativa de recibir regalos, degustar una rica cena o compartir con la familia cercana o lejana que nos viene a visitar. Navidad es tiempo de recibir y compartir las buenas noticias de salvación y del amor de Dios a través de Jesús. La Palabra de Dios nos enseña, que sin Jesucristo estamos perdidos. No hay dirección ni protección, si Él no está presente. Las Buenas Nuevas de la Navidad, implica comunicar que Dios envió a Jesús para buscar y salvar todo lo que se había perdido. La palabra “salvación”, implica rescate, y ese precio fue pagado por su sangre derramada en la cruz. No podemos obtener salvación por nosotros mismos y resolver los problemas por cuenta propia, ya que sin Jesús, estamos atrapados en las expectativas de los demás.
Vivimos erróneamente creyendo en que recibiremos aprobación alrededor de nosotros, por parte de los seres que amamos. Hemos intentado cambiar una y otra vez, pero no tenemos el poder necesario para poder hacerlo. Jesús vino para entregarnos ese poder. El Señor también vino a rescatarnos. Todos deseamos recuperar esa parte de nuestra vida que perdimos en algún momento. Con el Señor haremos proezas y podemos volver a recuperar fuerzas, nuestra confianza, la reputación, la inocencia y la relación con el Padre a través del Espíritu Santo. Sólo Él puede hacerlo. Cristo vino a conectarnos con Él y reconciliarnos con Dios. Él vino a la tierra, para darse a sí mismo para nosotros. Muchos celebran Navidad sin aceptar su regalo gratuito de salvación. Y pasa año tras año. Fuiste hecho por Dios y para Dios. Solo hasta que lo entiendas, tu vida cobrará sentido.
En ésta Navidad, abre el regalo más importante que te han dado: Una nueva relación con el Padre a través de Jesús. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comparte con otros amigos y familiares el link de éste mensaje. Abrazo fraterno para todos y feliz fin de semana.
Pr. José Ángel Castilla