Cuántas relaciones se han debilitado, secado y concluido por la común excusa de decir: “NO TENGO TIEMPO”. Matrimonios que entraron en la monotonía porque dejaron de dedicarse tiempo, al igual que amistades que terminaron por la famosa excusa de no sacar tiempo. Algunos administran mal su propia vida y apartan espacio para redes sociales, práctica de deportes, diversión, pero no toman un momento para orar, meditar la Palabra de Dios e intimar con él. De forma personal no creo en la expresión: “No tengo tiempo”, más bien NOS FALTA INTERÉS. Cuando la gente realmente quiere, la madrugada se le vuelve día, el martes se convierte en sábado y todos los momentos se vuelven oportunidades. Estoy convencido de que “Sacamos tiempo”, a lo que nos apasiona, todo lo que amamos, lo cual haríamos con tanto gusto, que hasta lo realizaríamos gratis. Decir: “No tengo tiempo”, habla del manejo de nuestra agenda y un desbalance en las prioridades.
Cuando decimos: “No tengo tiempo, faltamos al valor de alguien, que organiza su vida y agenda para cumplir. El no ser programado, te puede llevar a improvisar en casi todo en la vida. Si para sacar tiempo y hacer algo importante tienes que madrugar, pues madruga. Sacrifica algo poco importante y dale valor a tu relación con Dios, tu familia y cumple con tu trabajo o actividades laborales. Siempre anota las cosas mas importantes a sus horas correspondientes y agenda las secundarias. Escribir nos ayuda a recordar. No dejes esperando a las personas cuando hagas cita con ellas. Respeta su tiempo y ten la delicadeza y deferencia de avisar si tienes algún retraso o no puedes llegar. Dejar esperando a los demás sin explicación es un antivalor. Pídele hoy al Señor el interés por todo lo que edifique y nutra tu vida. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo.
Comparte el enlace de ésta reflexión con tus amigos y familiares. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla