Jesucristo vino a la tierra por amor a nosotros, ser LA ÚNICA RESPUESTA a la necesidad espiritual, emocional y física del hombre, pero centrado en cumplir el Propósito Eterno del Padre. No predicó un EVANGELIO DE OFERTAS, para atraer a las multitudes. Exclusivamente sus sermones y enseñanzas estaban cargados del Evangelio ( buenas noticias ) del Reino de Dios. Siempre con su PROPIA VIDA hablaba, modelaba y ministraba acerca del Reino de los cielos. Lo hacía con tanta CLARIDAD Y SENCILLEZ, que aun los niños y pescadores sin mucho estudio,  podían entenderlo. A los que les costaba entender, eran a los religiosos de la época, que estaban acostumbrados a rituales encasillados en sus propias estructuras y tradiciones. Jesús nos envió a HACER DISCÍPULOS, por eso asumimos ése llamado de tener actos de cuidado con aquellos a quienes deseamos ganarnos para el Señor.

Un verdadero discípulo de Jesucristo:

Es un APRENDIZ, no un alumno o estudiante que sólo se sienta a escuchar una clase pero nunca pone en práctica lo aprendido. Un aprendiz sigue a su maestro y aprende de lo que ve y escucha de él, para luego imitarlo. y luego lo imita. Aprende mientras practica. Un discípulo de Jesucristo es SE NIEGA A SÍ MISMO, toma su cruz cada día por causa de Cristo. También AMA A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS y sobre todas las personas. De hecho su propia vida, pasa a un segundo lugar. Un discípulo verdadero, RECONOCE A JESUCRISTO como el Señor de su vida. Por tal razón, se SUJETA A SU SEÑOR y permanece en Cristo y en su Palabra. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comparte el enlace de ésta reflexión con tus amigos y familiares. Tus comentarios son importantes. Abrazo fraterno y feliz fin de semana.

Pr. José Ángel Castilla