Creer en lo imposible y sobrenatural de Dios es fácil, cuando vemos que en nuestra vida las cosas marchan bien. Pero la verdadera fe se revela en el corazón, en los momentos de incertidumbre, pérdida o espera prolongada. Dios no espera de nosotros, una fe superficial, sino una que resista el fuego del desafío.
Somos desafiados amado lector, a creer cuando perdemos aquello valioso que amamos. Marta y María enfrentaron la muerte de su hermano Lázaro. Jesús llegó “tarde”, humanamente hablando, pero justo a tiempo para un milagro mayor. Dios permite que un “Lázaro”muera en nosotros, para mostrarnos que Él es la resurrección y la vida. Cuando todo parezca estar perdido, es cuando más necesitamos creer. Un segundo desafío a creer lo afrontamos, cuando las promesas se tardan. Abraham esperó muchos años para ver cumplida la promesa de abrazar un hijo. Su fe no flaqueó, aunque todo en el mundo natural mostraba lo contrario. La fe se fortalece en la espera, no en el cumplimiento. Abrazáte al principio de que la espera no es una negación, sino formación de nuestro carácter.

Un tercer desafío a creer lo sentimos cuando Dios guarda silencio. David el salmista, clamó muchas veces sin obtener una respuesta inmediata, pero aún así elegía confiar. El silencio de Dios no es su ausencia, Él está obrando más de lo que puedas ver. Dios no siempre cambia las circunstancias de inmediato, pero siempre usará los desafíos para transformar nuestro corazón. No se trata sólo de lo que crees, sino de a quién le crees.

Ésta semana nuestro blog está de aniversario. Desde hace 6 años, he escrito artículos inspirados en la Palabra de Dios y en mis experiencias espirituales. Doy gracias al Señor, por cada lector fiel cuyo corazón, ha sido ministrado por mis escritos.

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Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla