
En tiempos de necesidad, escasez o incertidumbre, Dios se compromete a cuidarnos y a sustentarnos. Él no se desentiende de nosotros, él siempre nos cuidará porque fuimos formados con amor. En cada etapa de la vida, desde la niñez hasta la vejez, Él promete estar con nosotros. No hay etapa donde el Señor nos deje de sustentar. Otra manera en la que Dios nos sustenta, es a través de Su palabra y Su presencia. Ejemplo de ésto, la travesía por cuarenta años de Israel en el desierto. El maná llegó a convertirse en su alimento diario durante todo ese tiempo difícil en el que no podían arar la tierra, ni tampoco cosecharla. La providencia divina fue poderosa y suficiente para suplir el sustento. De la misma forma espiritualmente hoy, Dios tiene un maná poderoso para saciar el alma vacía y seca: La Palabra de Dios que nos alimenta y sostiene el alma. Por eso amado lector, no debemos de dejar de buscarlo diariamente.

Cristo es nuestro verdadero sustento. Él les dijo a sus discípulos: “Yo soy el pan de vida”. Necesitamos más que recursos para poder vivir, se hace necesario profundizar nuestra relación con el Pan de la vida. En Él hay dirección, descanso y propósito. Busquemos más a Cristo, que a las cosas que Él pueda darnos. Dios nos sustenta porque somos suyos.
Él no falla, no se cansa, no abandona. Los hombres fallamos, nos cansamos y podemos abandonar pero Dios jamás. En tiempos de abundancia o de necesidad, Su fidelidad permanece para siempre. La provisión de Dios es oportuna y suficiente, ésto no significa tener todo lo que queremos, pero sí tener la tranquilidad de que Dios nos dará todo lo que necesitamos.
En ésta semana de aniversario de nuestro blog, te invito a dar un aporte de 7 dólares para el sostenimiento de ésta plataforma no gratuita. Puedes transferir al Nequi No 3015450893 o en la cuenta de ahorros de Bancolombia No 554314281-39 a nombre de: JOSE CASTILLA BRAVO.
Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla