A raíz de la celebración del día de acción de gracias el día de ayer, me puse a reflexionar acerca de las tantas razones por las que levanto y dedico mi corazón al Señor para decir gracias. Lo primero que traigo a mi memoria es mirar hacia la cruz y recordar que alguien murió por amor a mi y a toda la humanidad. Gracias también doy por la familia biológica que me dió, que aunque pequeña fue la que Dios escogió para mí. En éste punto doy honra póstuma a mi madre que descansa en el cielo y se nos adelantó a la eternidad. También por mi padre, hermanos y sobrinos, porque Dios les sostiene, proveé y les manifiesta su gracia y favor. Gracias doy por mi hija y todo lo bueno que Dios ha sido con ella en éste año. Él le dió un hogar en USA, manutención, beca universitaria y emocional y espiritualmente la ha fortalecido en cada momento. Gracias doy al Rey por familiares enfermos emocional y físicamente, creyendo que el poder sobrenatural del Señor, opera sanidad en el cuerpo, la mente y el corazón de ellos.
También agradezco al Padre, por la iglesia en la que me permitió crecer, desarrollarme y servirle. Ha sido CBI en Barranquilla Colombia, mi hogar espiritual y ministerial durante más de dos décadas. Agradezco a Dios por llamarme con llamado Santo y de tiempo completo como pastor. Es un privilegio dedicarle la adolescencia, juventud y adultez, pastoreando y mentoreando vidas. Finalmente bendigo el nombre del Señor por su fidelidad, amor y provisión para conmigo. Aquí debo agradecer por cada cosa material recibida. Han sido tantas las añadiduras que mis manos han palpado que no me canso de ver al Dios de los milagros sorprenderme. Él ha sido tan bueno que termino diciendo tal y como el salmista David decía: Incontables son tus obras, los dedos de las manos no bastarían para enumerar todo lo recibido de sus manos. Ahora amado lector, te invito a compartir en los comentarios, ¿Por qué estás agradecido con el Señor? Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Feliz fin de semana.
Pr. José Ángel Castilla
Bendiciones a todos.
Yo doy gracias a Dios por tanto, por mirarme aunque no había nada en mi digno, por amarme inmerecidamente, por guardar y sostener mi vida y la de mi familia, doy gracias por darme una familia maravillosa, doy gracias por mis hijos, doy gracias por su misericordia, por la gracia que derrama sobre mi, doy gracias al Señor por usarme siendo imperfecta. Dios es bueno, maravilloso, soberano y lo único que pudo decir es ¡gracia por tanto, mi Señor!