No nos podemos quedar en la vida estacionados en los momentos difíciles que nos han acontecido. Necesitamos avanzar, enfocarnos e imitar a Jesús, el autor y consumador de la fe. Por eso la Palabra de hoy nos insta, a alegrarnos por todas las cosas difíciles que hemos vivido. Tal y como compartía en el artículo de ayer respecto al rechazo, el desprecio, el odio y las burlas con las que alguien nos hirió e hizo daño, quedan en el pasado si decidimos que así sea. Si te sentiste muy maltratado por los eventos dolorosos del ayer, alégrate porque tu presente y tú futuro tienen nombre y es CRISTO JESÚS. Tenerlo a Él es tenerlo todo. El Señor se encargará de sanar cada dolor y heridas del pasado amado lector. La recompensa que espera por ti en el cielo, no la compra todo el oro y la plata de éste mundo.
Cuando leemos acerca de la vida de los hombres de Dios en la escritura, la mayoría de ellos padecieron persecución, menosprecio, odio, destierro, humillación y muerte. Todo lo vivieron y lo pudieron mitigar, por la acción del Espíritu Santo de Dios, sin cuya presencia sería imposible hacer la obra de Dios. La Biblia no nos dice que los profetas antiguos vivieron una vida color de rosa. Todos supieron también lo que fue la indiferencia, la depresión, los deseos de morirse y aún cuestionar si habían sido llamados verdaramente por Dios. Así que sientete un bienaventurado, cada vez que te ocurran situaciones adversas, porque algo desea hacer Dios en ti y a través de ti. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario acerca de lo que Dios habló a tu vida. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla
Amén, en el Señor los problemas terminan en crecimiento.