Cuando nos sobrevienen ataques espirituales como los que le tocó afrontar a Ester y a Mardoqueo al enterarse del diabólico plan de exterminio de los judíos, lo único que quedaba era orar, ayunar y clamar a Dios pidiendo su ayuda y protección. El clamor es más que una simple oración, es una súplica que nace desde lo más profundo del alma. Por ésto cuando se enteraron del decreto de muerte que había sido firmado en contra del pueblo judío, Ester y Mardoqueo no corrieron al rey y tampoco hicieron estrategias humanas. Ellos fueron a la presencia de Dios, se  humillaron, ayunaron y clamaron con todo el corazón. Y lo más hermoso de todo es ver cómo el Señor les respondió: Cambió el decreto de Amán, movió el corazón de un rey impío y transformó la sentencia de muerte en contra de su pueblo, en una historia de victoria. Dios no siempre cambia las circunstancias de manera instantánea, pero él hace que lo imposible, sea posible. Esta hermosa historia de salvación me enseña, que el clamor en unidad de todo un pueblo, mueve la mano de Dios.

Ester no tenía poder político ni la influencia suficiente. Era una reina judía casada con un rey impío por propósito divino. Ella sólo tenía algo seguro en la vida y era su relación con Dios. En el momento en el que hubo acuerdo pidiendo y clamando en una misma dirección, vieron el cielo abrirse a su favor. Dios recibe el clamor de corazones sinceros y llenos de fe. Él siempre responde aunque sintamos que se retrasa. El elige el momento perfecto para mostrar Su Gloria. Ester no podía presentarse delante del rey sin ser llamada. Ni siquiera ella siendo su esposa, podía hacerlo. Ese acto atrevido, podía costarle la vida. Pero ella, antes de llegar a la recámara de su esposo, se presentó delante de Dios. Igualmente debemos hacer nosotros. Acercarnos a Su presencia, nos entrega gracia delante de los hombres. Mardoqueo y Ester no confiaron en su inteligencia, sinó que dependieron ciegamente del respaldo divino. Oremos siempre, antes de tomar decisiones, de hablar y de movernos. Si Dios va delante de nosotros, el favor y la victoria nos seguirán. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Abrazo fuerte para todos.

Pr. José Ángel Castilla

Mañana, un nuevo episodio de estreno de Cápsulas de fe en mi canal de Youtube.