La trampa de la venganza

Las palabras son como plumas esparcidas desde un saco, en lo alto de una montaña, en un día de mucha brisa. Te alcanzas a imaginar, ¿Hasta pueden llegar las mismas? Una palabra ofensiva e hiriente que alguien nos diga, sumado a la difamación que un corazón malicioso diga para dañarnos, puede ser como esas plumas que vuelan con mucha fuerza. Desafortunadamente una versión malintencionada de algo, puede correr mucho más rápido que la verdad. Tristemente cuando hemos sido víctimas de situaciones así, sentimos que nuestra buena reputación tambalea y nuestro buen nombre se ve envuelto en enredos. ¿Qué experimentamos, ante una situación así? De seguro rabia de que crean primero a lo malo que puedan hablar de nosotros, que a la misma verdad. Hay algo de lo que adolecen algunas personas y es el creer primeramente en lo malo que les digan. Después terminan dudando del buen concepto que tenían, de la persona víctima de la difamación.

Si has sido víctima de una situación así, no dudes de quien eres. Dios sigue creyendo en ti, aunque algunos piensen mal. Dios escucha tu oración y  clamor de justicia ante un hecho como éste. Nada de lo que digan los demás, podrá alterar la identidad que Él te ha dado. Aunque el enemigo busque ensuciar tu nombre, no cedas a la tentación de responder, de vengarte y de desear el mal a quien te ha hecho daño. Muchas veces lo que más nos roba la paz y nos desestabiliza, no es el ataque de quien nos agrede, sino que aquellos que creímos que “nos conocian bien”, callen y crean la mentira que les están diciendo de nosotros. El Señor nos llama a vencer el mal con el bien. Esto no significa ignorar la injusticia, sino que decidimos no ensuciar nuestra boca con palabras de maldición y nuestro corazón con resentimiento. No tomar venganza, significa confiar en que Dios peleará nuestras batallas y sacará toda la verdad a la luz. La venganza es el impulso humano, como reacción natural cuando alguien nos hiere con mentiras. Dios no nos llamó a reaccionar así, sinó a a reflejar a Cristo. El Señor toma tu causa, luego entonces no te vengues, calla y espera, hay batallas que sólo su justicia, podrá resolver. No necesitas convencer a quien te acusa. Recuerda que Dios no ha terminado contigo.

Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla

Ayer tuvimos nuestro estreno de un episodio más de Cápsulas de fe. Aquí te lo dejo si aún no has podido verlo.

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Recuerda que Dios no ha terminado contigo

Pr. José Ángel Castilla

 

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