Ser agradecido es una actitud y un estilo de vida que como hijos de Dios, debemos adoptar. La gratitud va más allá que decir gracias cuando alguien nos bendice. Es una actitud constante, que nos mantendrá enfocados en lo que Dios ha hecho primeramente en nosotros y ésto traerá una renovación permanente en nuestro corazón. La gratitud nos forma y nos recuerda constantemente, que Dios es bueno y fiel. Detrás de cada cosa que recibimos de alguien que nos da, debemos mirar más allá y enfocarnos en  la mano dadora y generosa de Dios. El apóstol Pablo en el pasaje de hoy, nos exhorta a vestirnos del amor y permitir que la paz de Dios gobierne nuestros corazones. Conectemos esa paz que proviene de lo alto, con una vida de gratitud constante. Todo aquél que está agradecido con Dios y sus semejantes, experimenta una paz divina, que supera toda circunstancia. El corazón agradecido se alegra en lo pequeño, esperará en lo incierto y tendrá su confianza puesta en Dios, que siempre tiene el control.

La persona agradecida, transforma su manera de relacionarse con los demás, porque le hace consciente, que todo lo que recibimos es por gracia divina y debemos mostrar siempre aprecio y amabilidad ante quien Dios usa para bendecirnos. Alguien agradecido, refleja el carácter de Cristo, siendo una luz para quienes lo rodean. En éste inicio de semana, te invito a recordar a todas aquellas personas que Dios ha utilizado para ayudarte y bendecirte. Dale gracias a Dios por el consejo sabio, la oración elevada por ti, esa llamada inesperada que recibiste o aquel mensaje de aliento que te dieron en momentos difíciles. Todas son acciones dignas de recordar y agradecer. No seamos como aquellos diez leprosos que luego de recibir el milagro de sanidad, nunca regresaron a decirle gracias a Jesús. Sólo aquel leproso samaritano que pese a la diferencia cultural y religiosa, se acercó a Jesús para decir: GRACIAS. Su gratitud le hizo recibir: salvación, sanidad física, emocional y espiritual. Un verdadero encuentro más profundo con Cristo.
Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Feliz inicio de semana para todos.

Pr. José Ángel Castilla