
Estas palabras de Jesucristo, son la más clara conclusión, de que en la vida todo aquello que demos a otros, nos será devuelto por completo. Y luego cuantitativamente hablando, lo describe en términos de: “apretado y sacudido”, para que pueda caber más. La cantidad de lo que damos, será igual a lo que recibiremos. Jesús nos anima con su mensaje, a ser libres dando, sin el temor de sentirnos perdedores en nuestra entrega. Nunca sintamos miedo de DAR DEMASIADO. Los amantes del dinero siempre quieren ganar y tener más. De igual manera se miden y restringen al extremo a la hora de dar, porque tienen el miedo a perder, ya que aman al dinero más que a Dios. Por mucho que sintamos que damos mucho, NUNCA podremos DAR MÁS QUE DIOS. Él es especialista en regresarnos más de lo que damos. El contexto más exacto del pasaje de hoy, no es tanto el dar recursos materiales, sino DAR AMOR, BENDICIÓN Y PERDÓN. Un hijo de Dios no pierde cuando entrega éstas tres cosas, de acuerdo al modelo de generosidad propuesto por Jesús.

En la antigüedad, los judíos vestían una túnica larga y suelta hasta los pies y alrededor de la cintura una faja. El manto podía levantarse, para que el seno de la túnica sobre la faja, formara una especie de bolsillo en el que se pudieran cargar o transportar cosas. Con ésto, el Señor nos quiere dar a entender que todo aquel que siembre y dispense amor, bendiga y perdone a los demás, permitirá que se le devuelva apretado y sacudido, de tal manera que sus bolsillos (no se refiere sólo a dinero) siempre estén llenos. Dios nos medirá con la misma vara que usamos para dar a los demás. Esto nos motiva de manera poderosa en ser generosos en amor, bendiciones y perdón, porque en esa misma medida lo recibiremos. Creo que debemos revisar entonces, cuál es la medida de generosidad, con la que medimos y damos a otros. Quizás la expectativa en el corazón sea más la de recibir que la de dar, por eso el mismo Jesucristo nos modela a que la mayor alegría en nuestro corazón será siempre el dar.
Alégrate en dar querido lector. Alguien necesita del amor de Dios a través de ti. Una persona quizás necesite de una bendición material de tus manos y finalmente otros, están esperando que los perdones. Ora por esto que siento proponerte hacer de parte del Señor y alégrate al cumplirlo. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla
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Que bien se siente cuando eres bendición para otros. Sentimos q somos útiles al señor, a su plan.