¿Quieres ser sano?

Se podrán olvidar de ti personas u organizaciones pero Dios jamás lo hará. El tiene contado el número de los cabellos de tu cabeza. Te conoce bien porque te diseñó y te formó, aun cada célula de tu cuerpo. Nadie mejor que Dios conoce tus necesidades y secretos más escondidos.

Una madre conoce bien a sus hijos, puede dar detalles con precisión de cada uno y aun poder diferenciarlos bien, aunque sean hijos gemelos. El amor del Señor se semeja a ese amor materno y aún a fin de cuentas, El es quién mejor nos conoce y comprende. Por eso ante la sensación de rechazo y olvido de otros, contrarestalo con el amor del Señor.

Cada vez que sientas orfandad y olvido en tu corazón, piensa en el madero manchado de rojo carmesí, en donde se consumó una historia de amor y de paternidad única. El amor de Dios echa fuera todo temor y la orfandad es remplazada por identidad.

¿Que persona enferma por años, se le pregunta que si quiere ser sana? Es una respuesta más que obvia. Este paralítico olvidado de Betesda, llevaba 38 años postrado en una camilla y estaba esperando un milagro, una respuesta, una salida a su situación, pero su esperanza la tenía puesta en los hombres y no en Dios. Fue sanado instantáneamente por Jesús, quien llegó al lugar de su necesidad en un estanque donde sólo había ciegos, cojos, paralíticos y enfermos. Todos necesitando lo mismo.

Deja que Dios visite tu cuerpo con salud física y tu alma con sanidad emocional. Sanidad integral desea darte el Señor en este tiempo. No pierdas la fe ni la esperanza. Seguimos creyendo y confiando en la Providencia divina en este tiempo de cuarentena.

Responde entonces: ¿Quieres ser sano?

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Recuerda que El no ha terminado contigo. Abrazo fraterno. 

Pr. José Ángel Castilla