Una de las cosas más difíciles para soltar en nuestras vidas es el control a las cosas o a la gente. QUEREMOS controlar porque tememos perder y para SENTIR QUE NADA SE NOS ESCAPA. El grave error que cometemos, es ignorar que el único que puede CONTROLAR TODO y sin errores es Dios. Él nos cuida de día y noche, por eso tenemos que entregar toda situación que traiga aflicción al corazón en sus manos. Es un privilegio y una bendición, poder correr a los brazos del Señor, cuando no sabemos qué más hacer o nos sentimos perdidos y sin fuerzas. Quien no sabe soltar sus cargas emocionales, familiares, laborales y cómo poner el problema o la situación límite en las manos de Dios porque se resiste a hacerlo, termina enferma. Estudios demuestran que un minuto de stress intenso, produce una caída del sistema inmunitario que dura seis horas. Ésto nos predispone a sufrir infecciones, padecer enfermedades autoinmunes y desordenes celulares. Las preocupaciones y la ansiedad amado lector, nos arrastran a una corriente de infelicidad.
Nunca olvides que podamos dejar todo en manos de Dios y debemos abrazarnos a la promesa de que él está con nosotros y nos ayuda en nuestro día a día. Cuando tienes un problema, ¿Qué es lo primero que haces? ¿A quien le compartes lo que te sucede? Sea grande o pequeño aquello que te aflige y agobia, te invito a correr a los brazos del Padre, decirle todo lo que te preocupa para ser libre. Recibirás en sus brazos la fuerza para seguir adelante, la sabiduría necesaria para resolver, te vendrán ideas inesperadas y nuevos pensamientos de parte de Dios. Te insto a saturar tu mente con las verdades contenidas en la Palabra de Dios. Todos hemos sufrido por algo y hemos atravesado grandes o pequeñas desilusiones a lo largo de nuestra vida. Desde malentendidos y desacuerdos maritales, frustraciones laborales, hijos que sienten la fuerte ausencia de sus padres, o una madre preocupada por la rebeldía de un hijo. Todos éstos temas nos pueden afligir el corazón, perturbar la paz y sentir que Dios está lejano. Pero es allí cuando debemos correr y refugiarnos en los brazos del Padre, para encontrar allí, consuelo en la dificultad. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comparte el enlace de éste mensaje con tus amigos y familiares. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla