Está fue la pregunta que se hizo el pueblo de Israel cuando caminaba por el desierto y vieron la manifestación poderosa de Dios a través del maná. El milagro de ver llover \”alimento del cielo\”, que les proveyó el Señor por 40 años en los que debían recogerlo cada día y tomar porción doble, antes del día de reposo. No lo sembraron, ni regaron. Dependian en exclusiva de lo que Dios les daba para COMER.

No tenían que \”quejarse\” por nada, pues todo lo tenían: la Presencia de Dios, ropa y calzado que nunca se les desgastó, codornices para comer, una columna de fuego que les calentaba por la noche para el congelante frío y una nube que les guardaba del inclemente sol en el día. TODO SE LOS DABA DIOS. Así como a Israel, hoy día Él sigue proveyendo de forma extraordinaria y pone en nuestras manos la provisión que necesitamos. Mientras dependamos absolutamente de El, veremos Su maná. Preparémonos entonces para ver SU GLORIA hoy.

Pregúntate: ¿Y qué es esto Señor? No cuestionando lo que te da, sino agradecido y feliz de ser provisto en todo, por un Dios RICO, dueño del oro y de la plata. Si los magnates de la tierra supieran que todo lo que tienen es del Señor, se rendirian ante El. Los que creemos en lo sobrenatural de Dios, no podemos caminar con mentalidad de pobreza y miseria. Lo mejor de la tierra lo puede obtener quien trabaja y se esfuerza, pero se agota fácilmente porque no entrega sus cargas al Señor. Quien se esfuerza, descansa y depende del extraordinario poder de Dios, tendrá mucho más que lo mejor de la tierra.

Te bendigo. Recuerda que el mismo que dió MANÁ en el desierto no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Escribe tu comentario al final de éste articulo.

Abrazo fuerte.

Pr. José Ángel Castilla