Es natural cansarnos luego de un arduo dia. Es normal que haya días en que sintamos monotonía o rutina en lo que hacemos a diario, lo delicado está en que ambas se nos vuelva una costumbre. Hoy dedico éste artículo a todos aquellos que han perdido el enfoque y las ganas de seguir luchando. Quizás hoy sientas cansancio para orar y seguir clamando a Dios por algo en específico que aún no viene a tu vida. Tal vez perdiste el deseo de luchar por tu familia o mantenerte firme en medio de las batallas y pruebas. Hoy te digo amado lector: ¡VALE LA PENA! Aunque veas todo en contra y tú mundo interior sientas que está a punto de desmoronarse. El Señor te infunde el aliento y la fuerza extra, que tú mente y corazón necesitan para seguir adelante. Dios enjuga tus lágrimas, reconoce cada uno de tus esfuerzos y más que nadie sabe las batallas silenciosas que has librado. El es fiel a sus promesas y rodea y acompaña a sus hijos en medio del dolor.
La crisis no tiene la última palabra. Quien permanece fiel en los caminos de Dios, verá la recompensa al final. Espera esa restauración familiar anhelada. Entra por esas puertas laborales que tanto has clamado que se abran. Recibe ese milagro de sanidad física para ti o algún miembro de tu familia en el nombre de Jesús. Ten la certeza de que Dios está obrando a favor de tus finanzas y ese dinero retenido de varios años, llega a tus manos. No te sientas en vergüenza porque Dios no avergüenza a ninguno de sus hijos. Todo lo que has vivido ha sido permitido por nuestro eterno Dios, cómo parte de la escuela de formación en la que nos adentró porque era necesario formar y forjar nuestro carácter. No reniegues ni culpes más a nadie por lo que vives. Reconoce tus errores y malas decisiones tomadas en el pasado y agradece hoy a Dios por todo lo que te ha tocado vivir. Mantente firme, fuerte y constante, con una antorcha de esperanza en tu mano. No te desanimes, porque lo que has sembrado en obediencia, dará fruto a su tiempo. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Abrazo fuerte para todos.
Pr. José Ángel Castilla
