Una vida radical

Hace muchos años cantaba con mucha pasión y entrega una canción que decia: “Señor hazme un radical, como el águila volar, no quiero revolotear, Señor hazme un radical” Pertenezco a la generación que se enamoró del Señor a través de la música de Marcos Witt y ésta canción fue una de ellas que nos llevaba a asumir un compromiso radical por Jesús. Hoy hago remembranza de esa melodía y escribo éste artículo en meditando en cómo el mundo de hoy aplaude lo superficial, lo tibio y lo mediocre. Ser radicales no es algo que deba ser motivo de miedo porque el Señor nos enseñó que el Reino de Dios, lo arrebatan los valientes. La palabra radical proviene del latín radix, que significa “raíz”. Ser radical es ir al fondo, a lo esencial. Un cristiano radical vive el Evangelio como la raíz misma de su existencia. Jesús en ministerio terrenal, se enfrentó a los fariseos y religiosos. Desafió estructuras, rompió tradiciones vacías y puso el amor por encima de todo. Y a quienes decidieron hacerse sus discípulos, no les ofreció comodidad, sino una cruz.

Vivir una vida radical, es seguir a Cristo sin reservas. Es negarse a si mismo, tomando su cruz cada dia y seguir sus pasos. Ésto implica amar a quienes nos han hecho daño, no tomando venganza cuando tengamos oportunidad. Ser radicales es perdonar aunque no sintamos ganas, porque no olvidamos que fuimos primeramente amados y perdonados por el Señor. 

Alguien radical:

1. Sirve a Dios, no buscando reconocimientos ni aplausos. Hoy más que nunca, el mundo necesita cristianos radicales. Que vivan una fe genuina, una que se rinde a Jesús cada día. medida o por agresivos, sino por auténticos. Que no vivan una fe de domingo, sino una entrega de cada día.

2. Vive como vivió Jesús. Tocó leprosos, buscó a la samaritana necesitada de agua y perdonó a los que lo clavaron en la cruz. Ser radical es mirar al mundo con sus ojos. Es dejar que el Espíritu Santo transforme nuestras prioridades, nuestra mente, nuestro corazón.

Vivir una vida radical, no se trata que seamos perfectos, sino de ser valientes. En un mundo donde muchos se esconden detrás de máscaras, el amor al dinero y el materialismo, ser radicales es elegir vivir en la verdad, el amor y la integridad. Te invito amado lector, a vivir para Cristo, sin miedo ni vergüenza. Recuerda que Dios no ha terminado contigo.

Pr. José Ángel Castilla

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Pr. José Ángel Castilla

 

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