Cuán fácil es decirlo pero cuán difícil es a veces, descansar en el Señor. Los afanes cotidianos, la impaciencia de querer todo al instante, nos impide entrar en ese reposo santo. ¿Te cuesta descansar en el Señor? ¿Cuáles son los afanes que más te agobian y te roban la paz? Creo son preguntas importantes que debemos hacernos. Dios habló al pueblo de Israel en el desierto, que en el día de reposo no podían trabajar, ni otra actividad diferente a descansar y consagrar ese día para el Señor.

Creo que el afán de obtener ingresos y no perder clientes, les lleva a personas a no detenerse ningún día de la semana a reposar y descansar. Corren y corren de lunes a domingo, y en su agenda no encuentran un espacio para buscar de Dios o conectarse con personas que incentiven su crecimiento espiritual.

La ordenanza del Señor es a apartar un día para El. Un día para descansar física y espiritualmente. Mira el ejemplo que el Señor nos dejó: en seis días creó los cielos y la tierra, naturaleza, animales y al hombre. El séptimo descansó… No puede ser que nosotros no veamos ese ejemplo y lo llevemos a nuestra vida. Entrega ese espacio de tiempo especial para tu Señor y espera que en los seis restantes el supla lo suficiente para que no te falte nada. Si lo creés y lo consagras, habla de lo importante que es Dios en tu vida y verás una recompensa especial.

Reposa en Dios amado lector, recuerda que El no ha terminado contigo. Suscribete a este blog y recibirás notificación a tu correo electrónico cada vez que suba un nuevo artículo. Si te bendijo este post, dale me gusta y compartelo con alguien más.

Abrazo fraterno.

Pr. José Ángel Castilla