El profeta Habacuc nos muestra en el pasaje de hoy, la correcta respuesta del hombre, que ha sometido su corazón y voluntad al poder soberano de Dios. Reconocer nuestras debilidades, es un gran paso para acogernos a la intervención divina, cuando en nuestras fuerzas no podemos hacer más. Y eso describe el profeta en el pasaje de hoy, reconoció su debilidad y se sometió ante la majestad y el poder de Dios. Habacuc describe acerca de los babilonios cuando venían, y cómo el Señor, dirigiría su obra en contra de Judá. También el profeta vio una campiña desolada por la invasión del ejército de Babilonia o debido a una calamidad natural. En medio de ésta pérdida casi en su totalidad, Habacuc podía gozarse completamente en Dios. Y allí está el secreto amado lector. Gozarnos y alegrarnos en la vida, no siempre dependerá de lo bien o mal que estén las cosas. Quizás la campiña de tu vida, su cosecha no ha dado frutos en abundancia o se perdió por completo.

Atravesar momentos de sequía espiritual o material no son para nada fáciles de afrontar. Podemos hasta llegar a cuestionarnos y preguntar: “Si Dios es grande y poderoso, ¿Por qué estoy atravesando por éste momento tan difícil?” Habacuc nos lleva a reflexionar bien a lo profundo del corazón y declarar: CON TODO YO ME ALEGRARÉ EN JEHOVÁ Y ME GOZARÉ Es que no existe otra fuente de gozo y paz que nuestro Señor. Ten presente que tenemos a un Dios que está contigo en la higuera florecida o marchita. Te acompañará en medio de las vacas flacas o gordas, pero no te quejes, cuestiones ni reniegues de Dios. Mantén siempre una buena actitud de agradecimiento. Recuerda que el Señor no ha terminado contigo. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla