
En un mundo que gira y avanza a gran velocidad, el esperar pareciera que se volvió una tarea difícil de lograr, porque todos quieren respuestas instantáneas. Ésto les hace obviar el proceso necesario para poder llegar a ellas. Ser pacientes es todo un desafiante reto, ya que queremos ver puertas abrirse y soluciones rápidas justo en el momento en el que queremos y las necesitamos. Dios nos ama pero eso no nos elude de matricularnos a la escuela formativa, en donde nos introduce en un curso de paciencia. Cuánto quisiéramos aprender todo rápido, como si fuera un intensivo, pero la formación de Dios con nosotros no opera de esa forma. La palabra de Dios nos recuerda que hay una bendición especial en la espera, porque esperar en Él nunca será un tiempo perdido, sino un tiempo invertido. ¿Lo puedes recibir, abrazar y repetir en tu corazón, amado lector?

David, el autor de este Salmo 27, sabía muy bien lo que significaba pasar por momentos de angustia. Muchas veces se encontró en situaciones difíciles, fue perseguido y también tuvo incertidumbre respecto a su futuro. En medio de todo lo que vivió, aprendió a esperar y a confiar en Dios. No era una confianza pasiva ni resignada, sino una espera llena de esperanza. En su corazón tenía la certeza, de que Dios estaba obrando a su favor. Quizás hoy te sientes como si el Señor, se estuviera retrasando en responder a la oración que has elevado con tanto fervor y anhelo. Tal vez enfrentas una situación que parece no cambiar y el desánimo quiere tocar a tu puerta y entrar a lo profundo de tu corazón. No olvides que Dios te dice hoy: «Confía en mí con todo tu corazón. Ten valor y no desmayes.» Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Sus promesas se cumplirán en su tiempo perfecto.
Abrazo fuerte para todos.
Pr. José Ángel Castilla
Una respuesta
Siempre me sorprende ver la manera en que el Señor me habla. Justo en estos días me he sentido un poco inquieta respecto a lo que usted menciona de que siento que mi situación no mejora, y he orado mucho a Dios para tener la paciencia de esperar en él, en su tiempo. Y hoy definitivamente leer su blog me llena de mucha paz y tranquilidad al recordar que el Señor siempre me acompaña, me escucha y siempre está obrando. Gracias por compartir su palabra. Bendiciones.