Al haber muerto el rey Saúl, David le pide dirección al Señor sí debía regresar a alguna de las ciudades de Judá, y Dios le indica que vaya a Hebrón, lugar donde lo ungen y proclaman rey. David también envía un mensaje de bendición y honra a los antiguos hombres que servían y fueron leales al rey Saúl. Les pide que se vuelvan sus súbditos valientes y leales, pero Abner, antiguo comandante del ejercito, y familiar directo de Saúl, ya había ido a las ciudades del oriente del Jordán y había proclamado a Isboset como rey. Abner entonces sirve a éste rey Isboset, cuyo nombre significa insensato, por dos años. El reino entonces se divide en dos: Judá cuyo rey fue David, e Israel cuyo rey fue Isboset. Al rivalizar ambos reinos y respectivos ejércitos, un día Abner compite en fuerza con Joab, comandante de las tropas de Judá y pide que jóvenes guerreros se enfrenten cuerpo a cuerpo. Cada tropa entrega doce, los cuales terminan muriendo en una batalla innecesaria entre tropas pertenecientes a la misma familia patriarcal.
¿Qué necesidad de pelear y de buscar hacer justicia por cuenta propia? Más adelante cuando las tropas de Judá en comando de Joab vencen a Israel, Abner y su tropa se van de retirada aceptando la derrota. Aparece entonces Asael a provocar a Abner y buscar la forma de vengarse contra Isboset para abrir camino a que el rey de ambas naciones pueda ser SÓLO DAVID. Abner entonces le clavó su lanza en el estómago, le atraviesa y sale por la espalda, cayendo Asael muerto en el suelo. Qué triste final cuando no consultamos a Dios, cobramos venganza por cuenta propia, estamos cegados de rabia y estamos en posición defensiva frente a los demás. Hay batallas que no debemos librar amado lector. Renuncia a la ira, falta de perdón y pide al Señor que te ayude a resolver todo conflicto emocional personal y físico. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Tus comentarios son importantes. Comparte el enlace de éste mensaje con tus amigos y familiares.
Por. José Ángel Castilla
Importante reflexión, reconocer la necesidad de identificar y resolver nuestros conflictos emocionales, personales y físicos para quitarnos la carga de enfrentar batallas innecesarias.