Jesús siendo un niño de doce años, ya asombraba con su forma de hablar y con la sabiduría que de Su Padre había recibido. A su corta edad, comenzaba a manifestar el plan perfecto que Dios le había ordenado realizar. El tema era que a pesar de que él era Dios, no había llegado aún el tiempo para iniciar su ministerio terrenal. Con esto el Señor me habla, de que pese a que tengamos aparentemente todas las condiciones para iniciar algún plan o proyecto en particular, necesitamos comprender que los tiempos de Dios no son nuestros tiempos. El desespero por ver cosas realizarse, nos mueve en el afán de hacer todo en nuestras propias fuerzas y no esperar con paciencia en la hora, conforme al reloj de Dios. Nuevamente me asalta la atención, cómo los padres de Jesús: María y José se muestran confundidos respecto a los planes del Padre para con él y también mostraron desespero (y quién no estaría así al perder un hijo) al llevar varios días buscándolo. Esta angustia les hizo recriminarle a Jesús culpandole de su extravío. Dios no sufre de angustia, impaciencia, stress o se preocupa de nada. ¡Él es Dios y no se fatiga con cansancio, todos los humanos sí!
Creo que no hay mejor lugar que la presencia de Dios en momentos de angustia y desesperación. A veces es el último lugar al que llegamos cuando no vemos respuestas. No pierdas en el camino al Jesús de tu propósito. Corre al lugar donde tu entendimiento se alumbre, los pensamientos se vuelvan más claros, el oído espiritual se te afine y puedas escuchar y sentir al Señor más cercano que nunca, sólo a través de Su Presencia. A Dios nada se le escapa ni se oculta de su radar. Llega hoy a él y entrégale tus tiempos, abre tu corazón y muestra tus emociones con sinceridad. Jamás Dios invalida los sentimientos de sus hijos, como algunos a los que se les han enfriado las emociones y le cierran la puerta, a los corazones quebrados y dolidos porque los consideran débiles.
Dios entiende lo que te ocurre y conoce lo que perdiste. Muéstrate débil, vulnerable y descansa en sus brazos de amor y busca. Puertas que viste cerradas, volverán a abrirse. Que tu enfoque apunte a cumplir los propósitos de Dios y le sirvas y ames con alegría de corazón. Esto te llevará a mostrar un rostro acorde a los sentimientos de amor, que te conectan al Padre. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación en tu correo electrónico, cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla
Gracias pastor por compartir mensajes que llegan directo al corazón.
Dios me dice que debo enfocarme en su propósito y mantenerme firme en mi servicio y disfruta con alegría de su amor inagotable.
Mi compromiso con Dios es tener un actitud de agradecimiento mientras espero que su tiempo se cumpla en mí