Un perdón genuino

El perdón es un mandato y no es opcional en nuestra vida. Mirémoslo como un mandato que nos hace libres. Perdonar no significa decirlo sólo con las palabras, pero desde lo profundo del corazón, continuamos arraigados al dolor, al resentimiento y portando heridas no sanas que hablan de nuestra amargura de alma. El perdón genuino es una decisión del alma, que suelta todo aquello que nos mantiene atado al pasado. Sería bueno que te preguntaras amado lector, si en verdad soltaste el dolor que te causaron y también a quienes te lo provocaron. El secreto del perdón no se basa en mirar las faltas de las personas a tu alrededor, sino que se basa en cuánto valen los demás, no cuantitativamente sinó cualitativamente. Entendamos que quien hiere, la mayoría de veces lo hace, porque está muy herido y lastimado. Estando Cristo en la cruz, oró al padre y vio mucho más allá, de las acciones de sus verdugos. Miró desde su dolor y padecimientos, su necesidad de ser abrazados por la gracia divina. Hoy dia así debemos de modelar amor y perdón hacia los demás. Nunca olvides que somos imitadores de Jesús.

Perdonar en ningún momento minimiza el dolor sufrido, pero si puede evitar que el dolor tome control de nuestro corazón y emociones. Guardar rencor implica cargar cadenas invisibles que nos roban la paz. Asumir la decisión de perdonar, nos hace maduros emocional y espiritualmente, porque abrimos la puerta a la sanidad interior o también llamad: sanidad de los recuerdos. Perdonar no significa justificar el mal que nos hicieron, sino confiar en que Dios es un juez justo que tarde que temprano dictará justicia en su tiempo perfecto. Perdonar hoy, en ningún momento cambia lo ocurrido en el pasado. Pero si abre una senda de paz y libertad hacia un nuevo futuro.

¿Qué persona necesitas soltar en tú corazón? ¿Qué persona debes dejar de mirar con ojos de dolor?

Perdonar nos entrega una llave que rompe las cadenas del resentimiento y abre puertas hacia una nueva libertad. Quita el control que el diablo ha tenido sobre tu corazón a través de perdón genuino. Cuando decidimos perdonar, aunque no sintamos hacerlo, el Espíritu Santo pondrá aceite, vino y vendas para restaurar lo que fue quebrantado. No te enganches en las historias de dolor del pasado de todo cuanto te hicieron. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Abrazo fuerte para todos.

Pr. José Ángel Castilla

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Recuerda que Dios no ha terminado contigo

Pr. José Ángel Castilla

 

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