
Quien se rinde a Jesus, sabe que sin fe, sería imposible agradar a Dios. Si te vives quejando todo el tiempo y eres negativo ante las cosas que te suceden a diario, estás reflejando que hay tu cimiento es movedizo como la arena. Jesús nos enseña acerca de la fe comparada a una semilla de mostaza. Ella es tan pequeña que su medida oscila entre uno a dos milímetros. Es increíble que algo tan pequeño pueda un día convertirse en un árbol que cuando crece y produce frutos, llega a medir de dos a tres metros. Así ocurre con la fe amado lector. Es creciente, va haciéndose grande cuando se siembra. No es que necesitemos que ella sea grande. Sólo que sea pequeña pero sembrada en el lugar correcto, el cuál es el Reino de los cielos. Hoy te invito a amar a Jesús con todo tu corazón. Es díficil confiar en un Dios en el que no confiamos y tampoco le creemos. La fe es un proceso, no es algo estático. Todo comienza como una semilla que va desarrollándose.

La fe inicia tan pequeña, como una semillita que va creciendo dia a dia. No se trata que tengamos una fe grande, sino una fe verdadera. Una que va creciendo así como la semilla en lo oculto, una fe que va madurando, A través de las pruebas.
¿Qué tanto has sido probado este año?
El apóstol Santiago nos habla en el capítulo uno, versículo tres, que siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Entonces una persona cerca de Cristo, su fe influye en todos los aspectos de su vida diaria. La falta de conocimiento de la Palabra y de un genuino encuentro con el Señor, impiden una RENDICIÓN TOTAL. El camino a la madurez, nos lleva a una búsqueda diaria del Señor que afectará:
Las DECISIONES que tomemos.
Los PENSAMIENTOS que neutralicemos.
Las RELACIONES que filtremos.
Las EMOCIONES que gestionemos adecuadamente.
Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla
Una respuesta
Amén y amén