Viaje sin regreso

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Para un ciudadano romano, escuchar la expresión: Llevar una cruz, era un seguro viaje que resultaba siempre con la muerte en una cruz. Nadie en ese tiempo llevaba aquel madero por diversión. Los primeros oyentes del mensaje de Jesús, no necesitaban más detalles acerca de la cruz; ya que sabían que era un instrumento implacable de tortura, muerte y humillación. Si alguien tomaba su cruz, nunca regresaba. Era un viaje de ida, pero sin regreso. Por eso titulé el artículo de hoy con ese nombre. En el mundo romano, nadie tomaba una cruz de forma voluntaria. El llevar una era de forma impuesta y nunca se consideraba la voluntad del reo de muerte que la portaba. En el pasaje de hoy, Jesús dice que aquellos que lo siguen, deben tomar su cruz voluntariamente.

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Esto implica un modo de vida sin elección pretensioso acerca de la forma como queremos vivir. Seguir a Cristo es SOMETER NUESTRA VOLUNTAD, DESEOS y es un morir a diario, a costa de agradarle a Él. Por eso con Cristo estamos juntamente crucificados en nuestra carne. Como hay situaciones que no podemos elegir cambiar, elegimos soportarlas como una forma de morir diariamente para la gloria de Jesús. Negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz y seguirle, no se trata de autopromoción o autoafirmación. La persona que llevaba una cruz en la antigüedad, sabía que no podía salvarse a sí mismo, y que estaba destinada a morir. ¿Estás listo para morir amado lector?

Negarse a si mismo significa vivir una vida más enfocada en servir a los demás que servirse a sí mismos. Por eso considero en mi experiencia pastoral, que siervos son pocos. Es uno de los retos más grandes que como cristianos todos, tenemos: Dejar de pensar un poco menos en nosotros y un poco más en los demás. De esa manera diariamente te pareces más y más a Jesucristo. Él llevó una cruz, entonces nosotros sus seguidores llevaremos una también. Él caminó hacia su propia muerte, así deben hacerlo todos sus discípulos. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla

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